Hay lugares a los que viajamos a los que no nos planteamos volver, el mundo es tan grande y hay tanto que ver...Pero de Cuba regresé con la sensación de que me faltó mucho que descubrir de ella y de sus gentes. A pesar de que te sientes un poco agobiado los primeros días, hasta que comprendes que no quieres que te guíen, que tu quieres descubrirla sola, que no necesitas a nadie y si lo necesitas lo buscas tu, no que te lo ofrezcan ellos. Es su habilidad el embaucarte, intentar hacer negocio con todo, pero bueno...lo entiendes. No les falta comida, ni ropa, ni viviendas, les faltan ciertas comodidades de las que nosotros no prescindiríamos por lo mimetizadas con nosotros que están. Pero cuando logras que con una mirada o un NO, no te molesten y la empiezas a disfrutar, por eso la segunda vez será mejor. Aunque los cambios que poco a poco van produciéndose no se al final en que la van a convertir.
Sorprendente, cálida, especial, alucinante, vieja, encantadora, bullanguera, llena de luz y color son algunos de los calificativos, tiene esa magia de cuándo te levantas por la mañana y la respiras, la gozas, la vives te anima a recorrerla y es de esas ciudades de las que la gente diría ese tópico de : o te encanta o la odias. A mi me encantó. VOLVERE, espérame...